- Trabaja duro y triunfarás.
- Poquito a poco se llega lejos. (Esopo)
- Haz cada cosa en la vida como si fuera lo último que hagas. (Marco Aurelio)
- Somos lo que hacemos repetidamente. La excelencia no es un acto, sino un hábito. (Aristóteles)
¿Te resulta familiar?
Trabajar
duro para triunfar
Dichos como estos y otros similares nos los enseñaron
a muchos desde la juventud temprana. Sabemos que para triunfar tenemos que
trabajar duro. Sabemos que la hormiga trabajadora podrá sobrevivir al invierno
mientras que el saltamontes no lo hará (y puede que trate de timar a la hormiga
para conseguir algo gratis). Sabemos que recogemos lo que sembramos, y para
recoger una buena cosecha hay que dedicar una jornada de trabajo duro.
¿O no? Tal vez es que estamos mirándolo todo a
través de unas gafas empañadas.
Ética
puritana del trabajo
La ética puritana (o protestante) del trabajo estaba
basada en los valores morales del trabajo duro. Según ésta, trabajar duro
implicaba hacer un servicio a Dios. Implica, aunque por inferencia, que cuanto
más duro trabaja uno, más moral es. En consecuencia, habiendo sido educadas
bajo esta creencia, algunas personas se sienten culpables si no están
trabajando duro todo el tiempo. Es como si trabajar duro se pudiera equiparar a
ser una buena persona y, además, si uno trabaja lo suficientemente duro tendrá,
con toda probabilidad, un resultado positivo no solo en el terreno moral, sino
también en uno más mundano y material.
Esto puede trastocar la manera en que las personas
se ocupan de sus vacaciones o tiempo libre porque, durante esos periodos, en
teoría uno no está trabajando; sin embargo, todos hemos visto a gente con su
portátil en la playa, o leyendo un grueso tomo sobre negocios o las cuentas
anuales de la empresa en un crucero de placer. ¿Son todos adictos al trabajo o
simplemente son personas que se sienten culpables si no están trabajando la
mayor parte del tiempo?
Esto puede confundir tu sentido de la autoestima y
del logro, porque evidentemente muchas personas trabajan muy duro y son de
hecho muy buenas personas, y sin embargo están lejísimos del éxito financiero o
profesional.
Pensar de
manera distinta
El propósito de este artículo dista de convencerte para
que aflojes el ritmo de trabajo y alcances el éxito vagueando en una hamaca de
una playa tachonada de palmeras mientras bebes una piña colada. Mi intención no
es separarte de tu lado trabajador; es simplemente ayudarte a pensar de otra
manera por lo que se refiere a tu modo de considerar el trabajo duro. Tal vez
el trabajo duro no sea todo lo que se ha dado a entender. Tal vez tengamos que
centrarnos en trabajar menos para hacer que nuestro trabajo duro aporte mayores
éxitos. Si te parece un acertijo, sigue leyendo.
El Wu-Wei
Wu-Wei es un término de la filosofía taoísta que
significa «no acción» o «no hacer». En el libro de Fritjof Capra Sabiduría
Insólita: conversaciones con personajes notables
se hace referencia al término como «no ir "contra la fibra de las
cosas", esperar el momento oportuno sin forzar innecesariamente nada».
Capra habla de permanecer alerta y centrado en el propósito de uno con el fin
de alcanzar el éxito en el empeño propio. Podría decirse que el wu-wei se refiere a trabajar duro en
dejarse llevar por la corriente.
Un ejemplo de la vida cotidiana se podría aplicar a
alguien que está acaba de abrir un negocio. Trabajar duro en el sentido
puritano de ética del trabajo sería empezar pronto cada mañana y trabajar hasta
tarde cada noche, recorrer todos los caminos posibles y, si surgieran
dificultades, pelear contra ellas, echar abajo todo impedimento, y seguir hasta
haber explorado todas las avenidas. Se aguantarían las penurias, se aniquilarían
los obstáculos, y no se dejaría piedra sin mover para encontrar la manera de
hacer del negocio un éxito. Si, a pesar de todo ese trabajo duro, el éxito
todavía fuera escurridizo, uno podría agarrarse a la excusa de que «bueno, no
ha sido porque no lo hayamos intentado».
Dejarse
llevar por la corriente
La alternativa
wu-wei podría interpretarse del siguiente modo: pensemos en la misma
persona que está comenzando un nuevo negocio. Trabajar duro no necesariamente
implicaría las largas jornadas sino más bien largos periodos de reflexión y
estar alerta a las oportunidades; darse cuenta de que cuando una avenida queda
bloqueada, en lugar de intentar por todos los medios deshacer el bloqueo, sería
más sabio tomar otra avenida más abierta y que fluya con facilidad, con el fin
de encontrar allí un posible beneficio. Podría implicar trabajar duro para
hacerse consciente de lo que se estaba desarrollando en torno a uno con el fin
de fluir con esas circunstancias particulares y beneficiarse de ellas, en vez
de ir contra corriente y tener que trabajar tan duro para derribar los
obstáculos y las barreras. Permanecer consciente de la intención y estar
abierto a lo que pueda abrirse en cualquier momento parece tener mucho más
sentido que «meterse de lleno » a ciegas simplemente porque el trabajo duro
reporta el éxito. La próxima vez que salgas al campo, observa una hoja que
flote en el curso de un arroyo. ¿Qué pasa cuando se queda atascada entre las
rocas? Permite que la corriente la saque de allí, bordeando los obstáculos,
para continuar por donde el agua corre sin problemas, por donde puede viajar
más fácilmente porque la lleva la corriente.
¿La vida
realmente tiene que ser una lucha?
En los años 80, Stuart Wilde escribió un librito
extraordinario titulado La
vida no tiene por qué ser un fastidio, donde
ensalza las virtudes de comprender que si durante la mayor parte de tu vida te
han dicho que la vida tiene que ser una lucha, y después has continuado
diciéndotelo a ti mismo, con toda seguridad acabarás creyéndotelo. Así pues, si
algo funciona fácilmente para ti, no querrás creer que es verdad… desconfiarás
en la facilidad con que lo has logrado y, en consecuencia, al necesitar sentir
eso para conseguir algo que merezca la pena, tienes que trabajar duro y
sabotearás tu victoria fácilmente ganada. ¿Por qué? Porque así tu vida externa
se ajusta a tus expectativas internas o creencias.
¿Te resulta familiar? Aplícalo a los negocios, el
dinero, el amor y las relaciones, la espiritualidad, la salud, mantener a raya
la edad o el peso, y a cualquier otro ámbito de lucha potencial que se te
ocurra.
Entonces, ¿qué sugiere Wilde?
La libertad
interior.
Identificar las razones por las que luchas en tu
vida y reconoce que la lucha en realidad es una respuesta programada. La lucha
es, en muchos sentidos, afín a la angustia del ámbito de la vida en el que
estás luchando. Cada vez que hay una respuesta programada —en este caso, la
lucha—, llevará un tiempo reprogramarte a ti mismo (en este caso, a una
respuesta más fluida). Eckhart Tolle (El
poder del ahora) dice «Acepta, y después actúa. Sea lo que sea lo
que contenga el momento presente, acéptalo como si lo hubieras elegido. Trabaja
siempre con ello, no contra ello. Haz que sea tu amigo y aliado, no tu enemigo.
Hacerlo transformará milagrosamente toda tu vida». (Consulta también mi
artículo Viviendo
en el Ahora: Úsalo Para Enriquecer tu Vida).
Ir a un estado de paz inmediata cada vez que te
sientas ansioso, preocupado, enfadado o asustado te desplaza de tu cuerpo a tu
mente y a tus emociones, y por último a tu espíritu. (Consulta también mi
artículo Entrando
al presente: Dejando atrás el no ser consciente).
De forma similar, Wilde dice que para alcanzar la libertad luchando, solo
necesitas «la capacidad de ponerte a ti mismo en un modo de no-enfrentamiento»
con todos los problemas de tu vida, tanto internos como externos a ti mismo. A
medida que te vuelves más positivo y equilibrado, la lucha comienza a dar paso
a la calma interior. «La calma interior te permite atraer hacia ti cada vez más
oportunidades, porque la energía busca lo que le es afín». (Consulta también mi
artículo Enfocar
Intencionadamente: Tu Felicidad, Tu Éxito y la Ley de la Atracción).
James Allen (Cómo
un hombre piensa) dice «Todo lo que logra un hombre y todo lo que no
logra es el resultado directo de sus propios pensamientos».
Imagínate abordar la vida y todo lo que haces en
ella como si fueras un niño que está jugando a un juego. ¿Existe alguna razón
por la que no pueda ser así? ¿Alguna razón por la que no debiera ser así?
Imagínate que tu trabajo, sea lo que sea lo que hagas en la vida, fuera como un
juego ameno, que cada día al levantarte estuvieras deseando jugar otra vez a
ese juego. Imagínate que, además, este maravilloso juego ¡fuera lo que le da
sentido —en parte— a tu vida! (Consulta también mi artículo Finding a Meaning For
Your Life, solo en inglés).
Es lógico, por tanto, que mantener tus pensamientos equilibrados,
positivos y energéticos suponga, más que una ardua lucha, un gran avance para
lograr aquello por lo que te esfuerzas. Conseguir la libertad interior a través
de controlar tus pensamientos de ese modo te hará llegar muy lejos en tu camino
para alcanzar la libertad exterior que anhelas.
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