Tuesday, December 10, 2019

El subidón de adrenalina del drama de las relaciones

Parece que nunca faltan artículos que nos hablen de las relaciones tóxicas, los lazos traumáticos o simplemente el comportamiento disfuncional en nuestra interacción con los demás. ¿Por qué nos enganchan y hechizan estas situaciones con tan aparente facilidad, y por qué parecen ocurrir con tanta frecuencia en la mayoría de la demografía? Jóvenes, ancianos, ricos, pobres, con más y menos estudios, gente del mundo de los negocios, gente espiritual, amas y amos de casa, y trabajadores por turnos. Las personas de todos estos y otros grupos, y de la mayoría de las sociedades globales pueden caer en el lodazal del subidón de adrenalina que produce el drama de las relaciones. Obviamente, lo que define a un grupo concreto no necesariamente te “salva” de caer en ese barrizal psico-emocional.

¿Qué es lo que nos lleva allí? ¿Qué nos mantiene allí? ¿Por qué volvemos a por más?

Carl Gustav Jung hablaba de la «sabiduría infinita de la psique», que hace que nos sintamos atraídos hacia aquellas personas que, una vez terminada la fase de “luna de miel” inicial, son precisamente las personas que podrían hacernos aprender, evolucionar y transformarnos. ¿Por qué? Porque las personas que nos atraen de esa manera llevan algo dentro de su psique que hace eco con algo en la nuestra y que conecta con aspectos aún no resueltos de nosotros mismos, así como con aspectos similares en ellas. Por lo tanto, cuando termina esa fase inicial de luna de miel y comienza a surgir en la relación cierto grado de frustración, discordia, etc., tenemos la oportunidad —si nos apegamos a la relación por el momento— de resolver ese asunto aún no resuelto a través de nuestra interacción con el otro.

Suena bien, ¿no? El primer problema, sin embargo, es que la mayoría no tenemos la ventaja de disponer de la información presentada en el párrafo anterior. Sin esa información, lo más probable es que aunque inicialmente le demos una oportunidad a la relación, si las cosas van de mal en peor, tiramos la toalla y entonces nos descuidamos de aprovechar esta maravillosa oportunidad que nos brinda una relación para nuestra evolución potencial. Como tantas veces, el conocimiento es poder, pero sin ese conocimiento puede que simplemente nos demos por vencidos y acabemos en otra relación bastante parecida. La segunda cuestión es que, sin duda, no somos —en general— lo suficientemente conscientes de nosotros mismos como para ser capaces de continuar en una relación tan tirante, incluso si tuviéramos la ventaja de tener esta información. En otras palabras, nuestras reacciones instintivas cuando nos sacan de quicio empeorarían aún más las cosas, porque seríamos incapaces de tomar distancia y observar lo que estaba sucediendo, e incluso de preguntarnos «¿esto podría tener algo que ver conmigo?» No desde el punto de vista de culparnos, sino desde el punto de vista de «¿qué puedo aprender de mí mismo con esto, para que este tipo de cosas ya no tengan el poder de fastidiarme?»

Existen problemas específicos en las relaciones de pareja que pueden producir adrenalina en una o en ambas partes. Está el drama emocional, el drama sexual y el drama psicológico - y son precisamente estos tipos de drama los que producen la adrenalina en una o las dos partes. Son los distintos tipos de drama también los que provocan —incluso cuando la relación está plagada de problemas difíciles— que una o ambas partes continúen saliendo a la búsqueda de la otra, a pesar de haber puesto ya —quizás más de una vez— fin a las cosas.

La pregunta que intenta aclarar este artículo es: «¿Por qué algunos nos sentimos atraídos por el subidón de adrenalina del drama de las relaciones?» Parte de la respuesta está en la “sabiduría infinita de la psique” a la que se refería Jung. En efecto, algo en el yo reconoce a nivel subliminal que esta relación que puede parecer bastante disfuncional alberga la semilla de la resolución de un problema que permanece sin resolver en la psique. Y aunque puede que no seas consciente de ello en absoluto, te sientes forzado a salir a la búsqueda de esa persona otra vez. Y otra vez. Y otra vez más.

Sin duda, en este punto puedo oír ya a algunos de mis lectores insistir en que esa persona necesita que le digan que se mantenga alejada de su pareja tóxica de una vez por todas, por su propio bien. Y por supuesto, estoy totalmente de acuerdo, salvo por una cosa: si te mantienes alejado forzándote a hacerlo y sintiendo todavía el subidón que te arrastra a la otra persona, es posible que a la larga no lo consigas. O puede que estés empezando una perpetuación de este patrón concreto de relación con otras parejas. Sin embargo, si regresas una o dos veces y trabajas en hacerte más consciente cada vez que lo hagas con respecto al hecho de que te sientes atraído por ese subidón de adrenalina por una razón que va más allá de la química o las emociones —y que probablemente guarda relación con tu infancia—, entonces estás potencialmente en el comienzo de la resolución del problema y pronto podrás alejarte del drama sin tener que forzarte a hacerlo.

Imagínate, por ejemplo, que tu problema de la infancia tiene que ver con límites malsanos. De alguna manera, aprendiste a dejar que otros te pisotearan para mantener la paz. Por lo tanto, al enfrentarte a una pareja que vulnera tus límites, puede que sientas este subidón de adrenalina y este drama incluso antes de que hayan traspasado tus límites, debido a esta “sabiduría infinita de la psique” que he mencionado antes. La psique se da cuenta de que esta persona en particular te va a exponer a situaciones que pueden ayudarte a resolver tu problema a través de tu interacción con esa pareja específica. Entonces, cuando tu pareja comienza a traspasar tus límites, tratas de evitar pensar en ello, porque lo único que notas es el subidón de adrenalina en medio del drama. Con el tiempo puede que te vayas… para luego volver, y el ciclo vuelve a empezar.

En este punto, tener conocimiento es crucial. Conocimiento de lo que significa todo esto; de la conexión que tiene con tus propios problemas; y de lo que puedes hacer al respecto siendo cada vez más consciente. Observando no solo al otro, sino también a ti mismo interactuando con el otro. Haz caso a tu cuerpo reaccionando al comportamiento disfuncional del otro (por ejemplo, cuando traspasa tus límites ¿notas una tensión en el plexo solar, o en el intestino, en el corazón?). Con la observación de todos estos factores, te ves empezando a decirte o pensando: «así no es como deseo que me traten» o «este no es el tipo de relación que quiero».

De esta manera, te llevas poco a poco al punto en el que eres capaz de alejarte, porque has puesto el cuidar de ti mismo en un pedestal más alto que el subidón de adrenalina que te atrae al espejismo de una relación que realmente no existe como tu mente la ha imaginado, y que en realidad nunca fue como tú creías que era. Al lograr ser más consciente, te das cuenta de que este tipo de subidón de adrenalina, basado en un drama que está conectado a tus propios asuntos no resueltos, simplemente ya no te atrae. Ahora, esa “sabiduría infinita de la psique” a la que me he referido tantas veces en este artículo te avisa, cuando conoces a gente nueva en tu vida, de aquellas personas que todavía moran a ese nivel. Y entonces, te alejas.

Parece que nunca faltan artículos que nos hablen de las relaciones tóxicas, los lazos traumáticos o simplemente el comportamiento disfuncional en nuestra interacción con los demás. ¿Por qué nos enganchan y hechizan estas situaciones con tan aparente facilidad, y por qué parecen ocurrir con tanta frecuencia en la mayoría de la demografía? Jóvenes, ancianos, ricos, pobres, con más y menos estudios, gente del mundo de los negocios, gente espiritual, amas y amos de casa, y trabajadores por turnos. Las personas de todos estos y otros grupos, y de la mayoría de las sociedades globales pueden caer en el lodazal del subidón de adrenalina que produce el drama de las relaciones. Obviamente, lo que define a un grupo concreto no necesariamente te “salva” de caer en ese barrizal psico-emocional.

¿Qué es lo que nos lleva allí? ¿Qué nos mantiene allí? ¿Por qué volvemos a por más?

Carl Gustav Jung hablaba de la «sabiduría infinita de la psique», que hace que nos sintamos atraídos hacia aquellas personas que, una vez terminada la fase de “luna de miel” inicial, son precisamente las personas que podrían hacernos aprender, evolucionar y transformarnos. ¿Por qué? Porque las personas que nos atraen de esa manera llevan algo dentro de su psique que hace eco con algo en la nuestra y que conecta con aspectos aún no resueltos de nosotros mismos, así como con aspectos similares en ellas. Por lo tanto, cuando termina esa fase inicial de luna de miel y comienza a surgir en la relación cierto grado de frustración, discordia, etc., tenemos la oportunidad —si nos apegamos a la relación por el momento— de resolver ese asunto aún no resuelto a través de nuestra interacción con el otro.

Suena bien, ¿no? El primer problema, sin embargo, es que la mayoría no tenemos la ventaja de disponer de la información presentada en el párrafo anterior. Sin esa información, lo más probable es que aunque inicialmente le demos una oportunidad a la relación, si las cosas van de mal en peor, tiramos la toalla y entonces nos descuidamos de aprovechar esta maravillosa oportunidad que nos brinda una relación para nuestra evolución potencial. Como tantas veces, el conocimiento es poder, pero sin ese conocimiento puede que simplemente nos demos por vencidos y acabemos en otra relación bastante parecida. La segunda cuestión es que, sin duda, no somos —en general— lo suficientemente conscientes de nosotros mismos como para ser capaces de continuar en una relación tan tirante, incluso si tuviéramos la ventaja de tener esta información. En otras palabras, nuestras reacciones instintivas cuando nos sacan de quicio empeorarían aún más las cosas, porque seríamos incapaces de tomar distancia y observar lo que estaba sucediendo, e incluso de preguntarnos «¿esto podría tener algo que ver conmigo?» No desde el punto de vista de culparnos, sino desde el punto de vista de «¿qué puedo aprender de mí mismo con esto, para que este tipo de cosas ya no tengan el poder de fastidiarme?»

Existen problemas específicos en las relaciones de pareja que pueden producir adrenalina en una o en ambas partes. Está el drama emocional, el drama sexual y el drama psicológico - y son precisamente estos tipos de drama los que producen la adrenalina en una o las dos partes. Son los distintos tipos de drama también los que provocan —incluso cuando la relación está plagada de problemas difíciles— que una o ambas partes continúen saliendo a la búsqueda de la otra, a pesar de haber puesto ya —quizás más de una vez— fin a las cosas.

La pregunta que intenta aclarar este artículo es: «¿Por qué algunos nos sentimos atraídos por el subidón de adrenalina del drama de las relaciones?» Parte de la respuesta está en la “sabiduría infinita de la psique” a la que se refería Jung. En efecto, algo en el yo reconoce a nivel subliminal que esta relación que puede parecer bastante disfuncional alberga la semilla de la resolución de un problema que permanece sin resolver en la psique. Y aunque puede que no seas consciente de ello en absoluto, te sientes forzado a salir a la búsqueda de esa persona otra vez. Y otra vez. Y otra vez más.

Sin duda, en este punto puedo oír ya a algunos de mis lectores insistir en que esa persona necesita que le digan que se mantenga alejada de su pareja tóxica de una vez por todas, por su propio bien. Y por supuesto, estoy totalmente de acuerdo, salvo por una cosa: si te mantienes alejado forzándote a hacerlo y sintiendo todavía el subidón que te arrastra a la otra persona, es posible que a la larga no lo consigas. O puede que estés empezando una perpetuación de este patrón concreto de relación con otras parejas. Sin embargo, si regresas una o dos veces y trabajas en hacerte más consciente cada vez que lo hagas con respecto al hecho de que te sientes atraído por ese subidón de adrenalina por una razón que va más allá de la química o las emociones —y que probablemente guarda relación con tu infancia—, entonces estás potencialmente en el comienzo de la resolución del problema y pronto podrás alejarte del drama sin tener que forzarte a hacerlo.

Imagínate, por ejemplo, que tu problema de la infancia tiene que ver con límites malsanos. De alguna manera, aprendiste a dejar que otros te pisotearan para mantener la paz. Por lo tanto, al enfrentarte a una pareja que vulnera tus límites, puede que sientas este subidón de adrenalina y este drama incluso antes de que hayan traspasado tus límites, debido a esta “sabiduría infinita de la psique” que he mencionado antes. La psique se da cuenta de que esta persona en particular te va a exponer a situaciones que pueden ayudarte a resolver tu problema a través de tu interacción con esa pareja específica. Entonces, cuando tu pareja comienza a traspasar tus límites, tratas de evitar pensar en ello, porque lo único que notas es el subidón de adrenalina en medio del drama. Con el tiempo puede que te vayas… para luego volver, y el ciclo vuelve a empezar.

En este punto, tener conocimiento es crucial. Conocimiento de lo que significa todo esto; de la conexión que tiene con tus propios problemas; y de lo que puedes hacer al respecto siendo cada vez más consciente. Observando no solo al otro, sino también a ti mismo interactuando con el otro. Haz caso a tu cuerpo reaccionando al comportamiento disfuncional del otro (por ejemplo, cuando traspasa tus límites ¿notas una tensión en el plexo solar, o en el intestino, en el corazón?). Con la observación de todos estos factores, te ves empezando a decirte o pensando: «así no es como deseo que me traten» o «este no es el tipo de relación que quiero».

De esta manera, te llevas poco a poco al punto en el que eres capaz de alejarte, porque has puesto el cuidar de ti mismo en un pedestal más alto que el subidón de adrenalina que te atrae al espejismo de una relación que realmente no existe como tu mente la ha imaginado, y que en realidad nunca fue como tú creías que era. Al lograr ser más consciente, te das cuenta de que este tipo de subidón de adrenalina, basado en un drama que está conectado a tus propios asuntos no resueltos, simplemente ya no te atrae. Ahora, esa “sabiduría infinita de la psique” a la que me he referido tantas veces en este artículo te avisa, cuando conoces a gente nueva en tu vida, de aquellas personas que todavía moran a ese nivel. Y entonces, te alejas.


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CONFERENCIAS EN ESPAÑOL EN YOUTUBE

Estas conferencia mias, ofrecidas en distintos lugares de España 
del 2017 al 2019 se pueden ver en mi propio canal de Youtube 
haciendo clic en este enlace o en cualquiera de los que vienen más abajo


Vampiros energéticos: Su efecto destructivo en tu vida



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Soluciones para personas emocionalmente inaccesibles 
y con dependencia emocional



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Narcisismo y Psicopatía: Vivir sin Empatía



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La relación espiritual y el sexo en pareja



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Elige hábitos que te permitan llevar una vida de bienestar



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Morir: Un enfoque espiritual



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Amor sano o disfuncional: ¿Cuál es la diferencia?

(ha habido problemas técnicos con el sonido de esta conferencia, 
y de momento no he puesto el enlace)




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Libro por Gabriella Kortsch en español 

Échale un vistazo también al portal de mis libroswww.gabriellakortsch.com donde podrás bajar extractos y citas de mis libros en español, inglés y alemán). Mi último libro  Emotional Unavailability & Neediness: Two Sides of the Same Coin ya está a la venta en todo el mundo en Amazon en formato de bolsillo y E-libro para Kindle. También se puede adquirir (igual que los demás libros míos) en Barnes & Noble.



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Libros por Gabriella Kortsch (ingles – globalmente disponibles via Amazon y otros libreros online)

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DEINE SEELE UND DU

  

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